El particular nombramiento de Amado Guevara como asistente técnico del Ciclón ha repercutido en el tímpano de más de algún amante del fútbol, que se ha preguntado si será factible desempeñar con éxito esta dualidad de funciones.
En Honduras esta no es la primera vez que un futbolista activo forma parte del cuerpo técnico de su club, aunque tampoco es una práctica común; uno que experimentó esa doble función es el actual preparador de porteros del Victoria, Carlos Escobar, quien, en los Apertura 2010 y Clausura 2011, fungió como cancerbero y entrenador de arqueros, por lo que es una voz autorizada para analizar el caso del Lobo asistente-jugador.
En carne propia…
Con esa vivencia, Carlos Escobar tiene la propiedad para aportar al tema: “Lo mejor es quedarse en un solo puesto, eso es lo más recomendable, porque cuando llegan las críticas todo se complica y tenés que trabajar el doble, ya que se debe entrenar como jugador y como entrenador”.
Asoma el inconformismo…
Su dictamen sobre el presente del Lobo lo hace rememorar su pasado y fundamenta sus palabras con lo vivido en aquel no tan lejano antecedente con el Lechero, donde tenía que pelear el puesto con Diego Vázquez y John Bodden, a quienes también entrenaba.
“Ellos se notaban muy inconformes, a pesar de que yo les hablaba y les explicaba mi rol. Pero, lógicamente, se sentían incómodos y al final mejor renuncié, porque era consciente de que no estaba bien lo que estaba haciendo”, recuerda su historia Carlos.
Escobar confiesa que al principio sí recibía el apoyo de sus colegas, pero llegó un momento en que explotaron, principalmente Bodden, quien no anduvo con medias tintas para expresarle su posición; “me acuerdo que una vez, en una reunión del equipo, dijo que me decidiera si iba a ser portero o preparador, porque lo que me correspondía era estarlos entrenando; entonces, yo le dije al técnico que ya no me siguiera poniendo. La verdad, llegó un momento en que me arrepentí de haber aceptado eso, fue bastante difícil esa situación”, cuenta.
Será complejo, Lobo…
Y, aunque el capitán Azul, tras asumir su nuevo cargo, dejó claro que esta función ya la ha realizado anteriormente en la Bicolor, el adiestrador de los guardianes Jaibos explica que esa peculiar relación con los pupilos-compañeros se termina desgastando.
Dicho lo anterior, entonces, Carlos visualiza el futuro del ahora también asistente del Ciclón: “Va a ser difícil. Quizá al principio no, pero a medida vaya avanzando el campeonato se irá complicando la situación, especialmente cuando los resultados positivos no se estén dando”. Enseguida, al situarse en ese hipotético escenario, el otrora meta Lechero prosigue mencionando que allí “empiezan los conflictos entre los compañeros y comienzan a salir todas las cosas malas y se va a iniciar a hablar del porqué Amado hace dos funciones”.
Más allá de esa complejidad que implica ser jugador y técnico a la vez, Carlos no descarta que al ídolo del Azul le pueda ir bien, puesto que es una leyenda que se ha ganado el respeto y reconocimiento, no solo del equipo, sino de toda la familia Azul. Las cartas están puestas sobre la mesa y nada más queda esperar la resolución del destino…
Por lo pronto, el Lobo ya anotó un golazo de taquito y participó de su primera charla táctica como asistente, el domingo pasado. El dictamen lo dará el inclemente tiempo.
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