Los artistas españoles del Renacimiento y comienzos de la Edad Moderna sí dibujaban. Lo hacían a modo de apunte, como trabajo preparatorio o como estudio de detalle. Así lo demuestra una exposición inaugurada esta semana en el Museo del Prado bajo el título El trazo español en el British Museum.
Se trata de una relevante selección de 71 obras que por primera vez se pueden ver en España y que completa el conocimiento que se tiene de artistas como Goya, Murillo, Velázquez (una atribución), Vicente Carducho, Francisco Rizi, Alfonso Berruguete o Francisco Pacheco.
El comisario de la exhibición es Mark McDonald, conservador del Gabinete de Dibujos del British y es coordinada por José Manuel Matilla, responsable del departamento de Dibujos y Estampas del Prado. La exposición ofrece una compleja cartografía de la historia del dibujo español.
“Esta exposición desmiente la tendencia generalizada al naturalismo sin el paso previo por el diseño. El catálogo es un trabajo de investigación definitivo y un homenaje al coleccionismo inglés, gracias al cual podemos ver ahora todas estas obras”, dijo Miguel Zugaza, director del Prado.
TRAZOS EN EL MUSEO. La más que notable colección de dibujos del British cuenta con más de 250 obras de artistas españoles. Ya en 1846, este museo británico adquirió una importante tanda de piezas en la subasta del vizconde de Castel Ruiz. Y otros formaban parte del tesoro del coleccionista John Charles Robinson, que acumuló durante sus numerosos viajes a España y
los vendió después a un millonario escocés y, finalmente fueron adquiridos por el Museo Británico.
La colección incluye trabajos de algunos de los artistas extranjeros que trabajaron para la decoración de El Escorial, como Pellegrino Tibaldi del que se expone el estudio para la decoración de la Biblioteca del monasterio, una de las obras cumbre del siglo XVI. Las telas del manto de una virgen dibujada por Alonso Berruguete dan idea de la huella que los extranjeros estaban dejando en los españoles.
LOS ARTISTAS. Uno de los dibujos más sorprendentes de la muestra es El enano Miguelito, realizado por Francisco Rizi. Se trata de una de las decenas de figuras que forman parte del cuadro titulado Auto de fe en la plaza Mayor el 30 de junio de 1680, en el que se da cuenta de los cinco días durante los que el Tribunal de la Inquisición juzgó y condenó a decenas de personas.
Por su parte La cabeza de monje, atribuida a Francisco de Zurbarán, es una de las obras más deslumbrantes de un espacio en el que ocupan un lugar especial seis dibujos realizados por Murillo. En su calidad de haberse formado en la escuela sevillana, se incluyen aquí también obras de Francisco Pacheco, Antonio del Castillo y Velázquez, si bien, el autor de Las Meninas, ha sido incluido con un triple estudio de un caballo que se atribuye sin que conste su autoría definitiva. “Se cree que se conservan menos de cinco dibujos de Velázquez,” asegura el coordinador de la exposición. “No sabemos bien las causas. Se perdieron, no los guardaron….Lo cierto es que apenas existen”.
Pero, sin duda el protagonismo lo alcanza Francisco de Goya con toda una sala en la que demuestra el poderío que le convirtió en un referente mundial en la historia del arte. El dibujo preparatorio para la estampa de El agarrotado, una imagen alusiva a los abusos del poder judicial, o Locos, una de sus últimas obras firmadas en Burdeos, son dos piezas que por si solas justificarían la visita a esta exposición.
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