En Honduras, pero sobre todo en México. Por estas horas, la voz más pretendida es la de Luis Fernando Suárez. Y Luis Fernando Suárez complace. Y el panal de micrófonos fluidos empieza a hacer su labor.
Es el primer día de la H en la semana decisiva. Hay tensión en el ambiente, por más que pocos lo admiten. Desde México, el puñado de periodistas enfilan su mirada hacia el hombre cerebral del banquillo hondureño. Pero no hay mala leche ni nada que se parezca. Solo esperan las respuestas que apilen titulares de prensa. Pero Luis Fernando Suárez, antes de empezar a dirigir a sus 20 guerreros, es cauto, sagaz, prudente.
La interrogante más recurrente tiene que ver con el 11 inicial. También aparece el tema Juan Carlos García-Emilio Izaguirre. El colombiano amansa a los desesperados comunicadores con palabras suaves. Está lleno de paciencia…
Ninguna pista en la ruta…
“Voy a darme tiempo suficiente para elegir los 11”, advierte de entrada. Y sigue sereno. Le espera una temperatura de casi 38 grados en el campo del estadio Olímpico. “No tengo dudas del equipo que usaré… pero tampoco es que tengo aprehensión para no cambiar algo. Si en estos días veo algo que me guste, cambiaré. Todo sea por mejorar”.
Luego, corta de tajo la pretendida polémica. “El problema de si uso a Juan Carlos García o a Emilio Izaguirre lo resolveré el viernes. Ahí se darán cuenta cuando miren la alineación”. No andaba ni de pocas pulgas ni de pocas palabras. Luis Fernando Suárez vivía en esa silla de la conferencia en su estado natural.
Un equipo motivado
Entonces, alguien le preguntó si por estas horas valía más el entreno de campo que el invisible. “Pues con los jugadores todos los días hablamos y hacemos trabajos de motivación”, aclaró. Aunque no se mire, está claro que cada sesión de trabajo en la vida de la Selección Nacional no dura dos, sino 24 horas.
“Todo vale. En la cancha es una parte, pero después viene la otra. Les dejamos fotos, mensajes, hacemos charlas. Que no sea solo un entrenamiento técnico-táctico. Hay que fortalecer el proceso mental”; el colombiano le ha dicho a Juan para que escuche Pedro.
Subliminalmente ha mandado un mensaje para la prensa, con motivo de la elevación de los ánimos a pocas horas para el viernes 22. “Honduras ha mirado con respeto a México”, parece tomar la palabra en nombre de la hondureñidad. Y sigue mandando mensajes en clave.
Luego, suaviza al mundo de los deseosos y dispara un par de frases contundentes. “Mi filosofía es olvidar rápidamente lo bueno y lo malo. De Canadá solo recuerdo que el 8-1 nos sirvió para clasificar; de Estados Unidos, que el 2-1 nos dio tres puntos. Nada más”.
Todo mejora, todo
Vamos un poco más optimistas nosotros los periodistas. “Llegamos mejor que en febrero, con más ritmo, con más partidos, siete u ocho más cada jugador y eso es bastante bueno”.
Los minutos pasan y pesan. Lo esperan a Luis Fernando Suárez en la cancha. Y deja la frase del escalón final. ¿Si al Chicharito Hernández le vamos a hacer marca especial? No, ni a él ni a nadie”.
Se acabó la charla. Luis Fernando Suárez vuelve al terreno que más le gusta. Ni siquiera un poco sudado. Nadie le sacó una cara roja. Puso estado off al micrófono y a trabajar con los suyos…
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