Dueño de 76 gritos en Liga Nacional Profesional de Honduras, su nombre se quedó plasmado para siempre en la canción del Vida como el supremo maestro del gol.
La canción del Vida describe en su momento más alto: “Va Murillo con la bola, este se la pasa a Acosta, este para Alvarado y gol”. Sí, Carlos Alvarado, el último gran goleador del Rojo. Forjador en coco puro de los más finos talentos que del club El Sauce pasan al Vida.
El máximo goleador ceibeño en la historia platica con Zona desde el atlántico catracho, entre recuerdos y goles.
¿Qué hace Carlos Alvarado en la actualidad? Trabajo con jóvenes de El Sauce, que es como la reserva del Vida. De allí sacamos a Arnold Peralta, Néstor Martínez, Mario Chávez y Jerry Bengtson. Trabajamos ad honórem, solo con la satisfacción de ayudar a la juventud. Pero algo sí, El Sauce necesita que el Vida lo ayude, allí el gran jefe es Marcio Castillo y este proyecto debe seguir.
¿Usted le heredó esa frialdad para definir a Jerry Bengtson? ¿Así lo hacía usted? Se puede decir que sí. Le transmitimos a Jerry algunos consejos que él puso el práctica. Llegó al equipo, creímos en él, lo seguimos y dos años después lo pasamos al Vida para ser un gran goleador. Ahora es un gol en la Selección. La que esperamos clasifique.
Con 76 goles en su historia, ¿qué opina de los goleadores actuales del país? Que nos hacen falta. Pero también hace falta más talento en el medio del campo como Carlos Marshall, Nayo Caballero, Mon Paz (QEPD), Care Alvarado. Algo así como Amado Guevara en la actualidad. Jugadores así se necesitan para forjar goleadores.
¿Era más difícil hacer goles antes que ahora? Sí. Ahora con 9 goles se es campeón de goleo. Antes había que hacer de 15 a 22. Y era más duro porque teníamos que enfrentar a un Roberto Jérez, en Motagua; a Cañón Fúnez, en Platense; a Shinola Matamoros, en Olimpia. Eran durísimos, con fuerte intención. Yo siempre iba con ellos como David y Goliat.
¿Cuál fue su gol más bonito? ¿Cómo fue? Sin duda uno que le metí a Olimpia. Fue un centro de Chemita López; la paré de pecho en área y se la clavé a Samuel Sentini en el ángulo. Caí al suelo y cuando me estaba levantando, llegó Shinola Matamoros y me dijo: “Nunca en tu vida me volvás a hacer eso, si no te mato, ¡ja, ja, ja! En su momento me dio risa, pero luego cuando estuvimos en la Selección nos hicimos grandes amigos.
En la canción histórica del Vida, su nombre quedó plasmado en la inmortalidad ¿se considera ídolo del Vida? ¿Se lo han hecho sentir? Sí,me lo han hecho sentir. El cariño de la gente y cada vez que juega el Vida, ponen esa canción y me felicitan. Acá en La Ceiba la gente me tiene cariño y respeto. Si volviera a nacer, volvería a jugar con el Vida para siempre.
¿Qué significa el Vida para usted? Después de mi familia, mi esposa, mi hijos Carlos, Ronald, Ema y Merrys; el Vida es todo para mí. Es mi otra familia.
¿Heredará esos goles en algún nieto? Sí creo que mis nietos tienen para llegar al Vida. Tengo dos sueños: ver a mis nietos jugando con el número 10 en el Vida, número que porté por más de 15 años, y ver de nuevo al Vida campeón.
¿Cree que con Jorge Pineda se pueda? Carlos Martínez le trajo estabilidad al Vida. Y Pineda es un hombre de casa, creo que sí. Es un jugador que siente la camiseta. Hará un buen trabajo.
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