Costly salva el honor de Honduras en una tarde opaca
Podrán tener millones, podrán ser mejores, pero aquí no saben ganar. Podrán ser gigantes, podrán ser lo que quieran, pero Honduras se respeta.
Si bien no se consiguió el triunfo, el empate es valioso por todo lo que se hizo en los 76 minutos previos. El manicomio está vivo y el Olímpico invicto.
Carlo Costly… y quién más si no el Cocherito. Dueño de esa inyección anímica, dueño de todos los discos que arman la fiesta, porque eso terminó siendo el coloso del valle de Sula. Seremos sinceros, el 2-2 no es el mejor resultado, pero peor es perder. Seremos honestos, México fue más inteligentes para jugar, pero Honduras es Honduras y por siempre lo sabrán. No jugamos bien, pero debe haber el compromiso de seguir mejorando.
El Chicharito Hernández puso en jaque al equipo nacional, vino a demostrar que es un cazagoles y durante 76 tuvo a México en la gloria. Tuvo al Tri soñando.
Pero el ingrato de Costly acabó con esos sueños al anotar un gol y conseguir la falta penal que sentenció todo.
Honduras sigue viva en la eliminatoria y con su gente fiel y contenta para el martes en Panamá, otra plaza en la que habrá que mostrar de nuevo esa garra.
No puede ser…
Se arrancó con nervios de ambos lados. No solo fue Honduras estaba errático, también México se mostró simple, aunque más elegante que impetuoso para ir al ataque.
El Tri hizo lo que suele hacer todo buen equipo: jugar bien al fútbol, tener la pelota con inteligencia y elaborar jugadas escalonadas. Honduras en cambio se aburrió de tirar al arco, sobre todo con Mario Martínez, pero sin fortuna.
Costly, demasiado perseguido por el Maza Rodríguez. Bengtson, demasiado bien cubierto por los laterales.
México, sin ser contundente, pero sí preciso, consiguió el gol al minuto 27 por medio de Javier Hernández (tras tres intentos de gol de Gio, Aquino y Guardado). La jugada es viveza y calidad de Andrés Guardado y el Chicharito, al más puro estilo del killer que es en el Manchester United, la mandó al fondo de cabeza ante la mala marca de Arnold Peralta y la espalda robada de Muma.
De allí, México se dedicó a hacer tiempo; Honduras, más que a buscarlas, a tirarlas arriba del arco de Memo Ochoa, la sorpresa en el once del equipo del Chepo de la Torre.
Cementerio gigante
Honduras salió con la misma propuesta. Tratando de ganar las bandas, pero sin sorpresa ni verdad. Afectado quizá por ese deseo de querer hacer el segundo gol sin lograr el primero. Y así el Olímpico cada vez se convirtió en un cementerio gigante. Silencio seco, caliente. Solo escuchaban reclamos… México se volvió adueñar del campo.
Fue más vigoroso y al 57 el Chicharo nos volvió a vacunar. Tiro libre cobrado por la izquierda, el balón bajo lo ganó con viveza, con la grandeza de un delantero de altos quilates, Hernández. Se acabó, fue el 2-0.
Suárez permuta
Decidido a todo o nada, el DT Luis Fernando Suárez modificó las estructura sagrada de la doble línea de cuatro. Izaguirre salió del campo y Jerry Palacios ingresó como revulsivo.
Con un México decidido a no atacar con fuerza más, Garrido pasó a jugar por atrás, Maynor Figueroa adelantado y un tridente donde Bengtson sería el centrodelantero. Sin embargo, cuando la mejor sombra cubrió la cancha, los espíritus del orgullo de partidos pasados se apoderaron de Costly y comenzó con su juego: logró un tiro de esquina y producto de eso anotó al 76 de cabeza, puso el 2-1.
Dos minutos después Costly se metió al área, aguantó al Maza, cayó y el árbitro marcó un polémico penal.
Jerry Bengtson con su frialdad lo cobró suave, le vuelve a quedar y cierra un feliz y milagroso final…
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