El “Honorable Dr Rueda”

Presumió a su llegada a Honduras de ser un hombre de palabra. Cautivaba a los ingenuos con un verso que tienen esos seres humanos de doble personalidad, esos que siempre responden lo que quieren que digan, al final, se le cayó la careta. Para verdades el tiempo, dicen.

¿ Qué dirán ahora los que se rindieron a sus píes?

¿ Qué estarán pensando aquellos que  subieron a un pedestal a un entrenador que antes de llegar a Honduras no era nadie en el firmamento internacional y que gracias a nuestro país hizo un nombre, fabricó una imagen y se largó al primer guiño de ojo, inventando mil excusas por no tener la hidalguía de revelar que había aceptado una oferta de otra federación.

Pero lo más lamentable de todo esto, es la falta de pudor y recato de hombres triunfadores como el presidente de la Federación de Honduras y el de igual cargo en la Comisión de Selecciones que estuvieron rogándole a un Don nadie por más de quince días, y al final les vio la cara de pendejos, fabricó una dramática despedida que le dio la vuelta al mundo, cuando en el fondo, él ya sabía su destino.

¿ Porqué no hicieron lo mismo para retener a Bora Milutinovic, un señor en el mundo del fútbol? Porqué no le dan el mismo apoyo que le dieron a un extranjero, ave de paso, a los jóvenes entrenadores hondureños que se han formado en la difícil carrera de técnico sin el apoyo de nadie y solo con la fe y convicción de abrazar un sueño y darle al país que los vio nacer todo lo que han aprendido.

Reinaldo Rueda les dio una bofetada a sus ultra defensores. Se burló sin recato de la buena fe que le tuvieron, pero aquellos que siempre vimos con reservas al entrenador colombiano, no celebramos su traición, hoy lamentamos que en nuestro país le abran las puertas a gente como esa y al final, se van sin dejar nada, solo con los bolsillos llenos.