El FC Barcelona, que hace dos años parecía muy superior al Real Madrid, ve ahora cómo las diferencias se han acortado con respecto a su eterno rival, corroborado por el empate (2-2) en el Camp Nou el domingo, en el primer clásico de la Liga de la temporada.
Pero si el Barça mantiene ocho puntos de diferencia con respecto al equipo blanco, ve también cómo un tercer equipo contesta ahora su supremacía en el fútbol español: el Atlético de Madrid, colíder en la liga con el Barcelona (19 puntos), tras su victoria el domingo ante el Málaga (2-1).
En el Camp Nou, los catalanes tuvieron que emplearse al máximo frente a un Real que, sobre todo en la primera parte, hizo sufrir a los azulgrana en su propio estadio.
Incluso aunque el Barça dispusiese de dos ocasiones de Martín Montoya y Pedro para ganar el partido, la impresión general es que los tiempos en los que los barcelonistas barrían del campo a su rival, incluso en el Bernabéu, parece que son cosas del pasado.
Un reequilibrio que se puede explicar por varias razones. Una de ellas es la actitud del Real Madrid: liberado por fin del trauma que supuso la derrota por 5-0 en la primera vez que visitó el Camp Nou con José Mourinho en el banquillo, el entrenador portugués ya no duda en alinear equipos ofensivos frente al Barça, cuando hace un tiempo se contentaba con destruir el juego creativo de los catalanes.
Por tercera vez vez consecutiva, ‘Mou’ alineó ante el Barça a su cuarteto mágico Di María-Ozil-Ronaldo-Benzema, guardando definitivamente en un cajón la propuesta de jugar con un ‘tridente’ (tres jugadores de corte deensivo en el medio del campo).
También se une que Cristiano Ronaldo, al principio negado cuando llegaban los clásicos, parece haber encontrado ahora el secreto de la defensa azulgrana y marca la diferencia en todos los partidos, disputando, incluso, el título de jugador decisivo al mismísimo Leo Messi.
Si el argentino está a un solo gol de igualar el récord de su compatriota Alfredo di Stefano como mejor goleador de la historia de los Barça-Real Madrid (con 18 tantos), el portugués rompió el domingo otro récord, al convertirse en el primer jugador en marcar en seis clásicos consecutivos.
Esta rivalidad entre estos dos jugadores excepcionales se refleja también en la indecisión que existe aún sobre quién de los dos ganará el Balón de Oro de este año.
Al título de Liga conquistado por el astro portugués en la pasada temporada, Messi presenta como credencial sus 50 goles en el torneo, por lo que ambos están obligados a marcar diferencias en este final de año.
Pero hasta en eso, la igualdad es máxima: Messi y Ronaldo marcaron dos goles cada uno en el clásico del domingo y ambos empatan con ocho tantos en la lucha por ser el máximo goleador.
"Estimo que debería estar prohibido decir quién es el mejor jugador del mundo, porque son de otro planeta", declaró el Mourinho en la conferencia de prensa posterior al partido, en una de las escasas ocasiones en las que ha elogiado al argentino, aunque acabó expresando su preferencia por Cristiano.
Finalmente, otro elemento a tener en cuenta en este mano a mano que libran Real Madrid y Barcelona. ¿Y si la liga, que durante años ha estado dominada por los dos gigantes, se abriese a nuevos competidores?
El Atlético, entrenado por el argentino Diego Pablo Simeone, llama a la puerta. Es colíder tras la octava jornada y tiene en el colombiano Radamel Falcao un goleador de excepción, casi al nivel de Messi o Ronaldo.
Cierto, queda mucha liga, pero una cosa es segura: el Barça deberá remangarse para volver a recuperar la liga, que el año pasado perdió contra el Real Madrid.
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