Se fue a la batalla con la armadura más experimentada (Adalid Puerto, Yobani ávila, Jaime Rosales, Walter Hernández y Bany Lozano) y dejó que su joya más preciada (Bayron Méndez) se jugara el partido de su vida; Platense es semifinalista y a la fiesta grande ha llegado de la forma más bulliciosa posible, pintándole la cara al Monstruo en su propia cueva…
Ha sido un 1-3 bien trabajado. Y categóricamente perfecto. No fue brillante, pero justo. Incluso viniendo de atrás. Nunca se dio por vencido el equipo de Hernán García.
En contra de la inercia…
El 1-0 de Léster Blanco (centro de Mario Berríos, recentro de cabeza de Mariano Acevedo y palomita de Léster Blanco) al minuto 5 era la continuidad del juego de ida (finalizó 1-1, pero con sabor amargo para el Verde, que no aprovechaba los 10 hombres del Tense).
Pero el Verde no se contagiaba de un estadio inusualmente lleno y dejaba pasar el tiempo.
Seguro pensaba que dos goles para el Tiburón era demasiado. Pecó de soberbio. Y Jorge Cardona, un minuto antes del final del primer tiempo, los devolvió a la realidad.
Fierrazo con derecha que terminó de meter en su portería Julián Rápalo.
El Selacio ahora solamente ocupaba un gol y mandaba a Emil Martínez y compañía a comprar pastillas contra los nervios.
Voltereta de grande…
En actitud ganaba el Tense por goleada. Pobre lo del Marathón, aparentemente vencido desde que salió del camerino. Roto el celofán, Bayron Méndez aprovechó una confusión.
En actitud ganaba el Tense por goleada. Pobre lo del Marathón, aparentemente vencido desde que salió del camerino. Roto el celofán, Bayron Méndez aprovechó una confusión de la zaga marathonista y fusiló de zurda a Orio al 44.
Apachurrado. Herido de muerte. Confundido y complicado. El Verde era todo lo contrario al paraíso y en ese infierno aparecía Juan Pablo Montes para anticipar a Erick Norales y usufructuar un buen centro de Estupiñán, olvidado de los goles, pero decidido a asistir a sus compañeros.
Tercer grande fallecido. A Platense le deben plata, pero a sus jugadores les sobra dignidad. Y fútbol. Y se viene Olimpia. Y el puerto tiembla de emoción. ¿Eliminar al favorito? Por qué no…