Afinado, enrachado e incentivado por la futura llegada de su primogénito, el colombiano Javier Estupiñán hizo uso de su mortal cabeza para ganar en las alturas y darle un valioso 1-1 al Platense frente a una agresiva Realeza.
Con gran entusiasmo, pero con poca claridad, el primer tiempo en el puerto se diluyó sin mucha participación para los porteros, pese a que en el campo estaban dos goleadores de raza: Javier Estupiñán y Claudio Cardozo.
Un inicio emotivo, pero inefectivo… Los primeros avisos de peligro los puso la Máquina antes de los 10 minutos, cuando en dos tiros de esquina César García e Hilder Colón se sumaron al área porteña para asustar a Adalid Puerto con un par de remates que se fueron cerca de los tubos.
El Escualo respondió rápidamente (11) mediante una cesión maravillosa del goleador Estupiñán a Jerrick Díaz, quien solito en el manchón penal careció de certeza y la coló desviada del palo derecho de los Catedráticos.
De allí, el primer round solo dejaría en el recuerdo un zurdazo de Bayron Méndez que arrojó el meta catedrático, pero en el complemento ambos conjuntos se aliaron de la atmósfera para hacer explotar el Excélsior en dos ocasiones.
Un par de certeros testazos
Solo habían transcurrido 14 minutos del reinicio, cuando Jonathan Hansen aprovechó un centro de la derecha de José Tobías para conectar un certero cabezazo que se coló en la escuadra izquierda de la meta selacia y así firmar un auténtico golazo…
Pero el Tiburón, herido y dolido, iría con fiereza hacia adelante y, mediante la calidad de sus mejores hombres, dibujarían la merecida igualdad en sus aguas. Méndez, ganó la pelota por la izquierda, levantó la cabeza y mandó la redonda para que el vendado Estupiñán se colara entre la zaga aurinegra y picara su octavo gol del torneo con un cabezazo que venció la resistencia del cancerbero visitante…
El sudamericano encontraba el justo premio a su insistencia y de esa manera dedicaba su festejo a su esposa embarazada, que en Colombia esperaba con ansias el detalle del esposo goleador…
El 1-1 pudo moverse en el último tramo del partido, pero la fallida chilena del artillero cafetero del Tense y los agónicos postes de Hansen y Cardozo impidieron que el tablero sufriera cambio alguno.