Asimilar el éxito y la fama no es fácil para un joven que de la nada, se encuentra entre reflectores y las cámaras. Eso le sucedió a Josè Escalante, cuando era uno de los jugadores favoritos bajo el mano del entrenador Danilo Tosello en el Olimpia.
Con 17 años, titular en el equipo màs grande de Honduras, anotarle un gol al Milàn de Italia, no es tarea fácil de digerir si no se tiene la guía correcta, pero después de la caída vienen las reflecciones y a la vez, aparecen los consejeros que una vez faltaron. Nunca es tarde para enmendar los errores, dicen.
José Escalante es autocrítico porque sabe que el primer paso para resolver un problema es aceptar la existencia del mismo y él parte de esa regla para reconocer que en su momento no supo asimilar su corto éxito en Olimpia; pero, una vez superada esa compleja etapa, se reporta recuperado mentalmente para resurgir de la cueva.
“Pienso que al inicio fue muy complicado porque fue un cambio radical en mi vida, pero en los caminos de Dios siempre se dan las cosas, creo que Dios ha hecho muchas cosas buenas en mi vida y siempre hay que tener los pies sobre la tierra; mi familia, mis amigos y compañeros me hicieron entender eso”.
¿O sea, José, que cree que perdió el piso? Creo que sí, pienso que es difícil asimilarlo porque es un cambio rotundo; el Escalante de antes con el Escalante de estos últimos tiempos ha sido diferente, pero creo que hemos reconocido eso, nos hemos dado cuenta de eso y esperamos hacer las cosas de la mejor manera.
¿Por la fama, salir en los medios y todo eso? Sí, no es nada fácil, es un cambio que a uno le pasa a tan corta edad, como te digo, tal vez no tan maduro como debería estarlo, pero creo que ahora ya lo estoy, he madurado. Durante el tiempo que he estado en el equipo a mi corta edad siento que he madurado un poco más.
Claro, hubo sobradas razones en su vida, porque apenas a sus 17 años de edad ya se había consolidado en el habitual once de Tosello y, además, tuvo el gran privilegio de marcarle un gol al poderoso Milán de Italia en el amistoso del 4 de abril de 2012, cuando Olimpia cayó 1-3 en Estados Unidos ante el cuadro Rossonero.
¿Qué hacía que evidenciaba que se había agrandado? Tal vez cuando te encuentras con otras personas y las miras que son menos que tí, te equivocas de esa manera porque tal vez solo porque están en un equipo de reservas y vos ya estás en el equipo de Primera te crees más que otro, creo que eso era lo más difícil al principio.
¿Sentía que ya era un consolidado? Sí, cuando no era tomado en cuenta en Primera y me mandaban a reserva, creo que no iba con la misma disposición, porque creía que ya lo era todo, quería hacer las cosas siempre en el equipo de Primera y a veces no se daba por decisión del técnico.
¿Se lo hicieron saber sus compañeros? Sí, Alex López fue el primero que se acercó a mí y me dijo que iba a ser difícil, que al principio él también no lo asimilaba, que era muy complicado entenderlo, que tenía que reconocerlo para comenzar desde cero y volver a hacer las cosas de la mejor manera. También me ayudó mi compañero Roger Rojas, Luis Garrido, el grupo de siempre, así como Jairo Puerto y ahora Anthony Lozano ha influido mucho en mí, y gracias a Dios últimamente ya se han venido dando las cosas.
¿Nerlyn Membreño y JC Espinoza también se acercaron a usted? Claro, ellos me hicieron entender eso, que lo reconociera, que yo era un prospecto para el equipo, que ellos tenían un proyecto conmigo y con otros jugadores más y que tenía que estar con los pies sobre la tierra, que este iba a ser mi torneo porque iba a jugar.
Así, reflexivo y aceptando los errores, el Chepe Escalante ha sentado cabeza y se prepara para continuar por la línea de la resurrección porque en “los primeros 90 minutos que se jugaron en Tela contra Parrillas hice las cosas de la mejor manera, el cuerpo técnico quedó satisfecho conmigo y hay que continuar de esa manera para seguir siendo tomado en cuenta”. (El Heraldo)