La moneda quedó en el aire

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Típico de esos primer round de estudio en donde el estrés se impone al fútbol y en donde el tablero desafía cualquier genialidad de algún protagonista que se quiera salir del libreto para romper la estrategia

Roger Rojas del Olimpia anotó uno de los penales en la definición contra el Marathon en el partido de vuelta el 5 de mayo de 2014 en Tegucigalpa.

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Típico de esos primer round de estudio en donde el estrés se impone al fútbol y en donde el tablero desafía cualquier genialidad de algún protagonista que se quiera salir del libreto para romper la estrategia…

Historia escrita en el Olímpico. Empate a roscas en un desafío que reservó sus mejores credenciales para un imponente guardameta Yul Arzú que se erigió en un trabado 0-0 que dejó todo para la vuelta del domingo en el Nacional.

Olimpia sale del Olímpico con la sensación de haber salido mejor librado de una final de ida que se escurrió entre las repetitivas faltas y entre algún que otro chispazo que daba sensaciones falsas de buen fútbol. Jugaron a no perder y estar peleando más en el campo y engañando al árbitro.

Yul Arzú fue la figura

Chispazo como el que Romell Quioto sacó apenas a los ocho minutos del encuentro, cuando se internó en el área y se encontró con las impasables manos de un inspirado Arzú, quien volvió a repetir la receta en un cabezazo a quemarropa que le propinó el propio Romántico del Gol en el 85.

Mención especial para esta segunda tapada de Yul por sacar una mano de la nada para impedir el evidente desequilibrio de un partido que agonizó entre las férreas estrategias de los entrenadores.

No hubo claridad

Manuel Keosseián, con una experiencia tan grande como su bigote, apostaba por la titularidad del inoxidable Amado Guevara, mientras que Héctor Vargas se decantaba por su firme creencia de poner a Anthony Lozano en el mediocampo y por colocar una versátil línea de cinco en la zona baja en la que Beckeles y Portillo se intentaban convertir en dos extremos más…

Los Verdes, más con emoción que con ideas claras, intentaban contagiarse de los 25 mil espectadores en el Olímpico, pero sus arremetidas se quedaban en simples intentos y el primer susto para el Albo tuvo que llegar con un despeje pifiado de Fabio de Souza que amenazó el horizontal de Noel.

El mismo tubo que se estremecía al 78, cuando Alfredo Mejía en un tiro libre que besó al metal se hacía acompañar de una volada inútil del meta blanco.

Sin embargo, desde el propio inicio se evidenció que ninguno de los dos equipos encontraría la llave para abrir el cerrojo… Nunca la encontraron y dejaron todas las armas para el segundo asalto. La copa está en el aire…

 

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