los jugadores de los EE.UU. son relativamente ingenuos y complacientes, en comparación con los futbolistas de élite mundial.
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Después de tres partidos, la prensa y afición de Estados Unidos ya empieza a hacer ruido y demanda más efectividad en el sucesor de Bob Bradley, el entrenador alemán Jurgen Klinsmann quien el sábado tendrá enfrente una piedra de toque muy difícil, la Selección de Honduras.
«Los jugadores al final son los que toman las decisiones, dijo Klinsmann en la conferencia de prensa el día antes del partido.
«Ellos deciden en el campo si quieren disparar, si quiere pasar el balón. Ellos (los jugadores) harán la diferencia. Nosotros solo somos una guía, siempre el futbolista es el que toman sus propias decisiones en el terreno, lo hablo por experiencia».
Klinsmann ha dirigido tres partidos antes del encuentro del sábado y todavía no sabe lo que es triunfo además, tratará de quebrar otra marca negativa para la Selección de Estados Unidos que nunca ha podido ganar jugado en el estadio ahora conocido como Sun Life.
Estados Unidos jugó por primera vez en 1998 contra Holanda y cayó dos a cero y desde entonces, solo ha podido empatar una vez y tres derrotas.
¿Presión?
«Claro que no. Estamos en una etapa de transición. Estamos conociendo a nuevos jugadores y mezclando experiencia con juventud, para las eliminatorias del otro año, con seguridad en el mismo proceso están México, Costa Rica y mi rival (Honduras) que al igual que nosotros buscará ganar el juego, ellos (Honduras) tampoco han ganado en los dos últimos partidos y de seguro lo van a querer hacer en nuestra casa, las dos selecciones estamos presionadas por ganar».