Un punto es demasiado para ambos y punto. Aunque los dos tuvieron oportunidades, Marathón y Victoria empataron 0-0 en el Yankel Rosenthal.
Durante el primer tiempo, la actitud la tuvo el Jaibo, para que, en el segundo, el Verde dijera “esta es mi casa”. Sin embargo, el partido no ofreció mayores emociones, más que una serie de faltas que el árbitro Said Martínez solamente pudo controlar a pura tarjeta amarilla. De hecho, el colegiado capitalino mostró 11 palúdicas (seis para el Monstruo) en menos de 90 minutos.
El partido, que además se jugó ante una pobre asistencia de aficionados, solamente sirvió para acercar a Victoria (a un punto más) a su clasificación directa a semifinales y, a su vez, el empate le sirvió en bandeja de plata a Olimpia el título de las dos vueltas.
Lo único rescatable…
Lo mejor fue la actitud de Victoria, como primer punto. Durante la primera parte fueron los ceibeños los que más buscaron la pelota y tuvieron la posesión, aunque sin la profundidad requerida a la hora de disparar al arco.
Fue tanto el dominio Jaibo que hasta el minuto 38 Marathón solamente había llegado tres veces al arco de un Orlin Vallecillo que, en la segunda parte, sí tuvo que descontar el sueldo… bueno, aunque el Victoria tiene aún la planilla con meses pendientes.
De más a menos…
Para la segunda parte, tres escasos remates de gol del equipo del Bigotón Manolo Keosseián hicieron recordar la calidad que alguna vez le permitió a Vallecillo defender el suéter de la H.
Vale destacar, también, las oportunidades que les dio Héctor el León Vargas a los juveniles Ozzie Bodden y Bryan Martínez para debutar.
Durante el resto de la tarde, los jugadores se preocuparon más por marcar y llegar con fuerza a los balones divididos.
Fue allí donde Said Martínez se tuvo que hacer pintos y repartir tarjetas amarillas hasta en las malas miradas. Y es que muchos se hicieron parte de la selección nacional de clavados, con tremendos piscinazos como Michel Rivera; además, jugadores como Reinieri Mayorquín, Mitchell Brown y Mario Berríos no midieron sus emociones e hicieron fuertes reclamos, lo que les valió una papeleta.
Al final, un justo o injusto empate a cero, para un partido que prometía más…