David Suazo Velásquez dejó el fútbol activo el jueves en un partido entre sus más cercanos amigos y otro, mal llamdo «Selección» Nacional que de formalidad, solo tuvo la presencia del entrenador de la Bi Color, Luis Fernando Suárez.
Suazo, a quien Chelato Uclés bautizó como «Rey David» fue candil de calle, oscuridad de la casa.
Brilló en el extranjero, pero cuando el deber de la Patria lo llamaba, siempre existieron mil excusas, lesiones un poco dudosas, Honduras no le debe a David Suazo, él le debe a la Selección.
Contrario a otros jugadores que «mueren por ponerse la camisa de la Bi Color, no vale la pena mencionar sus nombres, la afición hondureña los tiene identificados, Suazo jugó apenas 30 partidos eliminatorios en cuatro procesos empezando en el 2002 hasta el 2014. Compañeros de la generación posterior a él, ya están llegando a los 70 y podrían, si se mantienen sanos, alcanzar el centenario.
Su brilló fue en Europa, en el patio local apenas regaló unos goles en el Olimpia de donde saltó al Cagliari.
“Tengo una emoción inmensa”. David Suazo se llevó la mano derecha al corazón y levantó la izquierda para saludar a su pueblo; “es el final de un ciclo”, aceptaba el mejor delantero hondureño de todos los tiempos, segundos después de retirarse oficialmente.
“La Selección representa todo. Mi tierra, mi sangre, el lugar de donde salí, la que me ayudó a ser lo que soy”. Se acordaba luego la Pantera de su mentor Mon Paz (QEPD) y del primer gol de su carrera. “Esa tarde con Olimpia fue un momento inolvidable en mi vida, golear con 19 años y en un clásico”.
No mencionó ni invitó emperó, al que de verdad lo puso en la orbita futbolistica Mundial, Rubén «Chamaco» Guifarro, el entrenador de la Selección de menores de 20 años que lo fue a buscar a San Pedro Sula a petición del primo de «La Pantera», Maynor Suazo. Guifarro logró el boleto para el Mundial de Nigeria, donde Oscar Washington Tabarez le siguió los pasos a Suazo Velásquez y lo recomendó al Cagliari.
Rubén Guifarro fue apartado de forma injusta del cuerpo técnico antes de la Copa Mundo y su lugar se lo dieron por influencias del club Olimpia a Chelato Uclés.
Así es la vida, muchos se olvidan cuando alcanzan la cuspide, Suazo Velásquez no fue la excepción.
El aprecio se gana, no se impone
A pesar de la campaña mediatica para el juego de despedida, el publico no asistió al «Morazán», la afición tiene memoria de elefante, Dvaid Suazo es cierto, ha sido el jugador hondureño que más brilló en el extranjero, pero cuando había que luchar por la causa Nacional aportó muy poco.
Una depedida sin organización, ningún alto dirigente de la Federación de Fútbol, del club Olimpia estuvieron presentes para entregar las placas de reconocimiento, fue através de emisarios, una prueba evidente de lo que valen los deportistas en Honduras cuando los reflejos y las facultades fisicas ya no responden.
Para haber sido el más grande exponente futoblista en el exterior, David Suazo era merecedor de algo más, y no lo que pareció un «partido bufo» …