Conciso y claro, Eduardo Gonzáles, el jerarca de los Jaibos del Victoria, reconoce las vicisitudes que han tenido que sortear para situarse entre los semifinalistas del Apertura, aunque él se despoja de todo tipo de orgullo para brindarle el crédito absoluto al comando que dirige Héctor Vargas…
Sin disimular la actual crisis del fútbol hondureño, el titular del Lechero repasa la muy buena campaña de su equipo y no se esconde para expresar su anhelo de avanzar a una final, pero antes prefiere detenerse en las semis para enfatizar en una regla de oro: “Hay que ir paso a paso en estos certámenes”.
¿Cómo valora el rendimiento del equipo en las vueltas? En lo deportivo ha sido excelente: terminamos en segundo lugar y hemos hecho debutar a una gran cantidad de jóvenes; además, Héctor Vargas ha vuelto a levantar el nivel de muchos jugadores que los hacían perdidos o que no presentaban buen nivel en otros cuadros y aquí han venido a sobresalir.
¿Honestamente, antes del torneo usted miraba a su equipo en el segundo lugar? Pues en segundo lugar no, pero dentro de los primeros cuatro sí, porque se trabajó para estar en semifinales y se dio lo que teníamos presupuestado y planificado.
¿Esas satisfacciones futbolísticas tapan un poco las amarguras económicas? Realmente que sí. La ventaja es que, si bien los problemas están allí, tenemos un cuerpo técnico y unos jugadores muy motivados y comprometidos con la institución y con ellos mismos para salir adelante en el club.
¿Cómo ha asumido el plantel esa dificultad financiera? Los jugadores se han portado a la altura, han aguantado muchas necesidades y ya ve que nunca han bajado los brazos. Es un equipo muy noble, en el que los jugadores de experiencia han sabido guiar a los jóvenes y el técnico ha sido factor importante en este triunfo del equipo.
¿Ese factor económico los hizo acudir a Olanchito? No. Nosotros fuimos a Olanchito por lo futbolístico, no por lo económico. Pero es una localidad que nos ha acogido como si fuéramos locales y sinceramente que se les agradece el apoyo. En el futuro seguiremos yendo a jugar a esa buena cancha.
¿Actualmente cuántos meses se le debe al plantel? Se le debe octubre, septiembre y lo que va del mes, esa es la deuda ahorita. Se están haciendo las gestiones para que antes de los partidos de semifinales ya tengamos ese problema resuelto.
¿Y de cuánto dinero estamos hablando? No, cifras para qué, hermano. Si me dijeras que me vas a ayudar con la mitad, pues te digo, pero si no para qué voy a decirlo… ¡ja, ja, ja!
¿Esa parte es la más difícil de un dirigente deportivo, no? Sí… ¡ja, ja, ja! Creo que, a veces, hacemos hasta magia, pero el Señor ha sido tan bondadoso con nosotros que a diario vemos los milagros para sacar dinero para estos clubes tan pobres.
¿Cuál ha sido su mayor satisfacción en estos tres años como presidente? La mayor satisfacción es darle alegría a la afición, porque realmente el hecho de estar en puestos de privilegio no tiene precio. Incluso hace poco fui a San Pedro y me reconoció un simpatizante de Real España. Eso es lo bonito, que alguien de afuera o de adentro se emocione por el fútbol y le agradezca por tener un equipo que juega bien al fútbol.
¿Mirando el futuro, le gustaría enfrentar a un equipo en especial en semifinales? No, pienso que no hay favoritos. En esta situación del fútbol todos los equipos que están en esta fase son complicados y no hay ninguno fácil; ya sea Choloma, Motagua o Marathón, son equipos fuertes que merecen respeto y nada más estoy esperando que sea lo que Dios mande.
Motagua podría ser. ¿Qué piensa sobre ese cruce? Creo que en la capital nos cuesta más que en la costa norte; entonces, si Motagua fuera el rival, ellos llevarían un poquito de ventaja ante nosotros.
¿Es una ventaja el hecho que cerrarán en casa? No hay ninguna ventaja de cerrar en casa, porque si tuviéramos unos llenos totales en casa y la afición se sintiera, pues allí sí, pero con la poca gente que llega, no.
¿Qué significaría un título para Eduardo Gonzales? Justamente hace poco, mi vicepresidente Víctor Kawas me decía: ‘Mirá, Eduardo, si yo llego a ser campeón, me vuelvo a perder 14 años del fútbol’… Ja, ja, ja, así me decía porque él fue campeón con Victoria (en la campaña 1995, en aquella final que la V le ganó a Olimpia) y después se desapareció…
¿Entonces usted seguiría la tradición? ¡Ja, ja, ja! Pienso que los campeonatos se disfrutan por dos o tres días y luego hay que seguir trabajando para el siguiente torneo, porque esto no para. Entonces, se haría su buena fiesta para celebrarlo, pero no creo que dejaría el fútbol como mi compañero ¡ja, ja, ja!
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