Wilson Raj el mafioso que ayudó a clasificar a Honduras a Sudáfrica
2014-04-28Wilson Raj Perumal, es un apostador confeso que guarda prisíón tras haberse declarado culpable de haber arreglado varios partidos entre ellos, el de las eliminatorias para Sudáfrica entre El Salvador y Honduras.
En su libro autobiográfico «Kelong Kings», que salió a la venta el domingo en habla inglesa, Raj revela con lujos de detalles como operaba la cadena de apuestas que inflitró varios países entre ellos, El Salvador, el más perjudicado de todos hasta la fecha.
En el libro, escrito por los periodistas italianos Alessandro Righi y Emanuele Piano, también se detalla como Wilson Raj compró a jugadores del equipo salvadoreño Isidro Metapán para que perdieran 6-0 ante el panameño Árabe Unido.
Jugadores de la selección de El Salvador vendieron un partido amistoso disputado con Guatemala en 2010 así como el encuentro que perdieron ante Honduras en el estadio Cuscatlán, en el cierre de la eliminatoria mundialista en 2009, según revela el mafioso singapurense Wilson Raj Perumal en el libro autobiográfico «Kelong Kings», que salió a la venta ayer en habla inglesa.
Actualmente, Raj está detenido por segunda vez en Finlandia, ahora acusado de ocupar su tiempo de libertad controlada en Hungría para amañar partidos en Australia y en otro país europeo. Tribunales de Singapur, Italia, Inglaterra e Italia reclaman el derecho de enjuiciarlo.
Sin embargo, el libro no detalla los nombres de los jugadores involucrados en esos amaños, sólo el de algunos de sus secuaces, la mayoría de ellos ahora en prisión en Singapur o prófugos. Uno de ellos, el maliense nacionalizado singapurense Gaye Alassane, el mismo que compartió con la delegación salvadoreña en Ciudad Quesada, Costa Rica, en octubre de 2010, queda crudamente expuesto.
Sobre el encuentro contra Honduras, que los catrachos ganaron 1-0 en el estadio Cuscatlán, resultado con el cual se clasificaron a la Copa Mundial Sudáfrica 2010, Raj sostiene que otro mafioso llamado Bee Hoon estuvo detrás de ese arreglo, y que perdió 200 mil dólares pese a la victoria catracha.
«Honduras debía jugar un partido eliminatorio contra El Salvador, de visita. Ellos necesitaban ganar para clasificarse a Sudáfrica sin tener que irse al repechaje. A través de Armando (Collado), habíamos contactado a los salvadoreños y Bee Hoon estaba en el estadio para hacer que las cosas funcionaran. Queríamos que El Salvador perdiera por dos goles pero, antes que yo pudiera colocar mis apuestas, Bee Hon ya había metido 200 mil dólares de su dinero en el asunto. Desafortunadamente para él, Honduras jugó con mucha cautela, atacó poco y ganó por apenas un gol.»
Otro informante le dijo a la prensa salvadoreña, en una entrevista sostenida en 2012, que en efecto ese amaño no funcionó y que los jugadores debieron devolver el dinero. Uno de ellos se negó a hacerlo en principio, y sólo después de una amenaza a muerte accedió a entregar el efectivo, en un punto cercano a la frontera con Guatemala. Esta relación de los hechos de Wilson Raj valida esa versión.
Esa vez El Salvador, entrenado aún por Carlos de los Cobos, alineó con Miguel Montes, Alexander Escobar, Marvin González, Ramón Flores, Ramón Sánchez, Eliseo Quintanilla, Williams Reyes, Manuel Salazar, Deris Umanzor, Arturo Álvarez y Christian Castillo. Rudis Corrales, Osael Romero y Dennis Alas ingresaron de cambio. De los 14 participantes, ocho están suspendidos de por vida.
TRAIDORES EN TAMPA
Un nuevo amistoso perdido por El Salvador en 2010 aparece en la bitácora de los amaños: el que Guatemala nos ganó el 3 de marzo, apenas una semana después del 1-2 también arreglado ante Estados Unidos, en Tampa. Raj insiste que en ambos juegos fue objeto de una traición de su viejo amigo, ahora detenido en Singapur, Danny Prakash.
«El 24 de febrero de 2010, Estados Unidos estaba jugando contra El Salvador un internacional amistoso, en Tampa, Florida. Como mi pasaporte estaba retenido, necesitaba a alguien que viajara allá e hiciera moverse las cosas, de modo que envié a Danny (Prakash). Yo había comenzado a preparar este amaño antes de que me detuvieran.
Aunque tenía algo de mi propio dinero, hice correr la voz de que necesitaba jefes que financiaran el proyecto para obtener más ganancias. Al final, mi amigo Harry me financiaría junto a un colega suyo llamado George».
Pero Harry, un apostador con mala suerte, perdió todo su dinero en una apuesta previa (un partido de la Copa Asiática de clubes), e intentó sin éxito conseguir un préstamo de un mafioso llamado Ah Kang. Kang le rechazó diciéndole que por apenas 10 mil dólares, un informante chino ya le había dicho cómo quedaría ese partido en Tampa.
Harry, George y Danny Prakash viajaron luego a Tampa, y ahí se les unieron el nicaragüense salvadoreño Armando Collado, un amigo de este y el agente de viajes panameño Javier Núñez.
«Armando y los otros ya habían arreglado con seis jugadores salvadoreños para que se reunieran con Harry antes del partido. ‘Mirá, Danny’, le expliqué lentamente, ‘asegúrate de reunirte con los salvadoreños antes que lo haga Harry. Como ninguno de ellos habla inglés, Javier los presentará. Decile a Armando y a su amigo que finjan ser jugadores de modo que en lugar de cobrar 150 mil dólares por el soborno por los seis, cobren 180 mil'».
Esos 30 mil dólares extras, explica Raj, servirían para cubrir los boletos y viáticos de Danny, George, Armando Collado, Javier Núñez y el amigo de Collado.
Pero antes del juego, Harry le llamó, diciéndole que el amaño no valía la pena pues la casa apostadora ofrecía muy poco dinero. Y en efecto, sostiene que revisó los sitios de apuestas online y descubrió que curiosamente para ser un internacional amistoso, había poco que ganar, algo así como 400 dólares por cada 1 mil dólares apostados.
No fue sino hasta el día siguiente que descubrió que una vez comenzado el juego, las apuestas subieron hasta pagar 1 mil 200 dólares por cada 1 mil, y que Danny Prakash le reveló a Harry el engaño de los dos jugadores extras para convencerlo de hacer el trato entre ellos, sin Wilson Raj de por medio. «Harry convenció también telefónicamente a Ah Kang de que la información que había recibido del soplón chino no identificado no era valiosa, le sacó inversión para el amaño y, al medio tiempo, instruyó a los salvadoreños para que se dejaran meter dos goles al final del encuentro».
Cómo logró Danny Prakash contactar a los jugadores sin que el cuerpo técnico y delegados salvadoreños se percataran es un misterio. Raj no lo detalla en el libro. La selección era dirigida entonces por José Luis Rugamas. De los 18 jugadores que viajaron a Tampa, 10 están suspendidos de por vida.
TAMBIÉN CONTRA GUATEMALA
Pocos días después, Wilson Raj descubrió que un tío de Danny Prakash voló de Singapur a Los Ángeles con 70 mil dólares en efectivo. Prakash los necesitaba para amañar otro juego de El Salvador, esta vez contra Guatemala, encuentro disputado el 3 de marzo.
«Los malditos (Danny y Harry) necesitaban el dinero para sobornar a los jugadores. Llamé a Harry y, sin revelarle lo que sabía, entre líneas le pregunté acerca del partido en Los Ángeles. Harry me garantizó que el no amañaría ese encuentro. Cuando regresó a Singapur, decidí no ponerme rudo con él».
«‘Yo los amañé’, admitió cándidamente cuando le pregunté, ‘pero es tu culpa. Tu fuiste el que se hizo pasar como chino con Ah Kang y le vendiste información por aquellos 10 mil dólares'».
Poco después el embrollo quedó explicado: un taxista chino llamado Ah Lim, amigo de otro amañador, era el responsable de esa filtración de información que le costó a Raj la traición de Danny y de Harry.
Llegado el momento de confrontar a Danny, este encaró desafiante a Raj y le retó: «¿Y cuál es el problema si amañé esos partidos para otro inversionista?»
Sobre el encuentro contra Guatemala, El Salvador lo perdió 1-2 tras goles de Marco Pappa al minuto 44 y de Johny Brown 83, y descuento de Eliseo Quintanilla al 88’. Los dirigidos por José Luis Rugamas alinearon con Miguel Montes, Manuel Salazar, Alexander Escobar, Marvin González, Deris Umanzor, Ramón Sánchez, Julio Martínez, Cristian Castillo, Arturo Álvarez, Eliseo Quintanilla y Rudis Corrales, y de cambio ingresaron Osael Romero, Juan Moscoso y Shawn Martin. De los 14, seis están suspendidos de por vida, uno fue castigado medio año y otro resultó absuelto de acusaciones de amaño por otro encuentro con la selección.
Tres meses después, otros mafiosos se acercarían a la selección para intentar amañar un partido contra el D. C. United, en Washington.
METAPÁN, GOLEADO EN PANAMÁ
Siempre sobre el fútbol salvadoreño, Raj detalla cómo invirtió 50 mil dólares en jugadores del Isidro Metapán para que se dejaran golear por el panameño Árabe Unido, el 29 de septiembre de 2009, en el estadio canalero Agustín Muquita Sánchez. Los goles cayeron en los minutos 29, 52, 70, 73, 80 y 88.
«Después de malas experiencias con el Monomotapa (un club de Zimbabue), giré mi atención a América Latina. Armando (Collado) había construido lentamente una red para mí y ya era hora de cobrar mi inversión. Lo usé para obtener contactos frescos y gracias a él, en septiembre de 2009, amañé un partido entre el Árabe Unido de Panamá y el Isidro Metapán de El Salvador. Envié a Anthony (Santia Raj) a Panamá a revisar las cosas».
Raj especuló con que habría apuestas online en vivo de ese partido, pero no fue sino media hora antes del juego que uno de sus esbirros le dijo: «Wilson, estamos jodidos. No hay apuestas durante el juego».
«Para entonces, Anthony ya les había dado los 50 mil dólares a los jugadores. Sin dudarlo, le llamé a Ah Tong (el mafioso que le colocaría las apuestas), y le dije: ‘Usemos las líneas de apuesta tradicionales, no en vivo. Tenemos 20 minutos'».
«Los panameños dieron un show impresionante y despedazaron al Metapán, 6-0. Pero lo malo fue que, además que no hubo apuestas en vivo, necesitábamos que los salvadoreños concedieran dos goles en el primer tiempo y no lo hicieron».
Anthony Santia Raj le preguntó si debían pedirles el dinero de vuelta a los jugadores, pero el mafioso sostuvo que se los dejaran. «No importa, dejemos que se lo queden, aún así hicieron un buen trabajo», le respondió.
AGENTES FIFA
Finalmente, Wilson Raj expone crudamente a Gaye Alassane, el ex futbolista maliense nacionalizado singapurense que vino a El Salvador como representante de la empresa falsa Exclusive Sports, y que convivió con la selección y sus delegados, staff técnico y plantel en octubre de 2010, en Ciudad Quesada.
Alassane, quien siempre negó haber visitado El Salvador, está actualmente preso en Singapur por su relación con estos hechos.
Raj Perumal lo contrató como amañador luego de haberlo visto cobrando 50 dólares la hora para entrenar equipos estudiantiles femeninos. Primero lo ocupó como un falso seleccionado de Sierra Leona en un partido contra Malasia, y luego le sirvió llevando efectivo o estableciendo relaciones con jugadores y dirigentes francoparlantes y angloparlantes en Bahrein, Zimbabue, Haití, Angola, Benin, Argentina, Sudáfrica, Trinidad y Tobago, Canadá y Granada. El de Ciudad Quesada fue uno de sus últimos trabajos para Raj luego que descubriera que lo estaba traicionando para favorecer a otros mafiosos.
En el libro, Wilson Raj sostiene que el amaño en Ciudad Quesada no funcionó porque la Federación Costarricense se opuso a que lo oficiaran unos árbitros de Zimbabue que Exclusive Sports designaría. Reconoce que El Salvador viajó a Costa Rica financiado por él, y la participación de Alassane, de un nicaragüense amigo de Armando Collado llamado Yasser (Arauz), del singapurense Ravin Raj, y que el agente FIFA Subramaniam Rasamanickam les firmó el contrato falso a cambio de un soborno.
No es el único personaje relacionado de algún modo con la FIFA, ni el más importante de los que menciona Raj en su libro. Una de sus revelaciones más graves es que un miembro del comité referil de la Confederación Africana y del Comité Ejecutivo de la FIFA recibió un soborno de 10 mil dólares de Danny Prakash el 11 de octubre de 2009 para designar árbitros controlados por Wilson Raj en partidos de la eliminatoria mundialista. Acaso por eso es que Raj afirma que «meter a Nigeria y a Honduras en la Copa Mundial Sudáfrica 2010 fue un logro personal».