
Ambos se fundieron en un sincero abrazo justo antes de ingresar al túnel que lleva al vestuario. Luis Fernando Tena y Oribe Peralta son cómplices silenciosos, baluartes en el Tricolor más criticado, ese que ya aseguró una medalla en los XVI Juegos Panamericanos.
Lo debe, en buena parte, a la contundencia del «Cepillo» y esa fe ciega, inexplicable para algunos, pero justificada con seis goles en el torneo, que el «Flaco» siempre le tuvo.
Por eso se felicitaron mutuamente. Resistieron el huracán de cuestionamientos y ahora están a un partido de colgarse la anhelada y exigida presea áurea continental, logro que el Tricolor Varonil no obtiene desde Winnipeg 1999.
México derrotó 3-0 a una selección de Costa Rica que tuvo poco que mostrar ante el Tri, y la ilusión que se forjó ante Brasil, se desvaneció muy pronto ante el cuadro azteca.
Así, la ilusión está más viva que nunca gracias a un grupo de chicos hambrientos de gloria y revancha personal, reforzados por tres hombres experimentados y con el liderazgo como parte esencial de su ADN. Ninguno como el ariete del Santos Laguna, quien lo mismo corre que da servicios o finaliza las jugadas. Con la misma actitud de siempre, con trucos nuevos por mostrar.
Oribe fue la figura con su hat-trick que lo consolida como el máximo romperredes del torneo panamericano.

