Durante las eliminatorias para la Copa Mundial de la FIFA de 1954 se disputaron un total de 57 partidos, incluyendo la repesca entre Turquía y España en Roma, quienes se jugaron a suerte y verdad para ver quién pasaba.
España había ganado el primer encuentro en Madrid por 4-1, pero Turquía dio la campanada imponiéndose en el segundo por 1-0 en Estambul. Por aquel entonces no se practicaba la norma de la diferencia de goles, así que había que jugar un partido de desempate en Italia.
El encuentro terminó igualado, así que el destino de ambas selecciones lo decidió la suerte a través de un chaval romano de catorce años llamado Luigi Franco Gemma, hijo de un trabajador del estadio. La Dios Fortuna le dio el pase a los turcos.
Durante las finales, en Suiza, Turquía goléo a los coreanos por 7-0, pero quedó eliminada al perder frente a Alemania por 4-1 y 7-2.