La vida del colombiano Radamel Falcao, autor de dos tantos en la victoria del Atlético de Madrid este miércoles sobre el Athletic de Bilbao (3-0) en Bucarest, podía haber sido muy distinta si hubiera seguido los pasos en el deporte que practicó de niño, el béisbol.
Falcao vivió en su infancia en Venezuela durante cinco años, con su familia, pero en vez de seguir al principio los pasos de su progenitor, futbolista, comenzó jugando al béisbol, el deporte rey en el país caribeño y del que sigue siendo un grandísimo aficionado.
Su velocidad y su visión de juego no pasó desapercibida para los entrenadores del lugar, que recondujeron su carrera hacia el fútbol, su gran pasión desde entonces y que le ha dado un segundo año de éxitos en la Europa League, que ya conquistó en 2011 con el Oporto, también siendo decisivo en la final.
Ha sido además por segunda vez consecutiva máximo anotador del torneo (17 en la 2010-2011 y 12 en la 2011-2012), pero él mantiene siempre su carácter tranquilo y su humilidad habitual, negándose a acaparar el protagonismo.
«No importa quién sea el autor del gol, lo importante es que ganemos mañana», habia declarado el martes en la rueda de prensa de la víspera del partido, en el Arena Nationala de la capital rumana.
Ese carácter afable contrasta precisamente con su sobrenombre de ‘Tigre’, que se ganó en el inicio de su carrera por su apetito voraz por el gol.
Su vida no ha sido sencilla, aunque desde pequeño sus pasos se dirigieron al fútbol, como hijo del ex defensa colombiano Radamel García. Falcao le viene como homenaje al jugador brasileño del mismo nombre, que brilló en la Roma italiana en la década de los ochenta.
En el colegio comenzó en la escuela de fútbol Fair Play y pronto pasó a los infantiles de Millonarios en Bogotá, pero pronto hizo las maletas, cuando los observadores del River Plate argentino lo descubrieron para sus categorías inferiores.
En Buenos Aires inició una nueva vida, en los equipos juveniles, y lo pasó mal al principio para adaptarse, pero no dejó de ser un ‘chico bueno’ ni descuidó los estudios, matriculándose en Periodismo en la Universidad de Palermo.
A los 20 años, debutó en el primer equipo de River y pronto empezó a despuntar, pero la vida le tenía preparada una dura prueba, con un largo camino de lesiones.
En 2006 tuvo problemas por una rotura de ligamentos en una rodilla y en un entrenamiento de la pretemporada 2006-2007 volvió a dañarse los ligamentos y estuvo prácticamente fuera esa temporada.
Comenzó a estar de nuevo en buena forma ya entrado 2007, y el ‘Tigre’ volvió a sacar las garras en el comienzo de la temporada 2007-2008, en que volvió a brillar e incluso fue convocado por primera vez a la selección colombiana absoluta, después de sus experiencias con los equipos Sub-17 y Sub-20.
Con un balance de 45 goles en cuatro años, a pesar de las lesiones, Falcao dio el salto a Europa en un pase por 5,5 millones de euros, con destino a Oporto, donde tenía como misión hacer olvidar al argentino Lisandro López, que se fue entonces al Olympique de Lyon francés.
Su gran actuación en la Europa League de la pasada temporada le hizo protagonizar uno de los traspasos estrella de la temporada en el fútbol continental, del Oporto al Atlético de Madrid por 40 millones de euros.
En la Liga ha sumado, a falta de una jornada, 23 tantos, sólo superado por los estratosféricos Lionel Messi (FC Barcelona, 50 goles) y Cristiano Ronaldo (Real Madrid, 45). En la Europa League, ha vuelto a ser el máximo goleador, con 12 dianas.
La Europa League, primero en 2010-2011 y ahora en la 2011-2012 ha sido su gran talismán tras cruzar el Atlántico.
La Liga de Campeones, su gran sueño, tendrá eso sí que seguir esperando también la próxima temporada, si continúa como se espera vistiendo de rojiblanco.