Tan evidente como su propia calidad, la expansión del fanatismo por el fútbol español en Honduras ha sido tal que merece un profundo análisis sociológico para detectar las razones que la han permitido, así como el rumbo que se vislumbra a raíz de esta novedosa calentura deportiva en el país.
En una plática con Zona, Arnaldo Rodríguez se hace valer de sus más de 13 años como catedrático de Sociología en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) para argumentar las causas que han permitido al hondureño desbordarse sentimentalmente por enseñas que viven en Europa, a millones de kilómetros de distancia, en lugar de hacerlo por un club de la Liga Nacional, al borde de una crisis que podría acabar con el fútbol rentado del país.
¿Por qué el fútbol extranjero se ha apoderado tanto de la atención del aficionado hondureño, maestro? El desarrollo que han tenido los equipos en el mundo, principalmente en el escenario europeo, tiene un atractivo significativo. Y esa interrelación que se da entre personas que viven en un país como Honduras, sabiendo que este fenómeno de la identificación con uno u otro club de los más poderosos abarca desde niños hasta ancianos, solo ha sido posible por el desarrollo de los medios de comunicación.
¿O sea que los medios han sido el factor más determinante? Uno de los factores importantes que nos lleva a explicar el porqué nos identificamos con equipos que no son de nuestro país, mucho más que ser Olimpia, Motagua, Marathón u otro cuadro nacional, es el desarrollo de la tecnología, porque la gente ahora tiene acceso a televisión por cable o satelital e Internet; entonces, eso ha permitido que el proceso de identificación de la gente con los equipos de afuera sea bastante intensa.
¿Qué tanto ha influido la aparición de figuras como Messi y Ronaldo? Mucho, porque se ha elevado a la categoría de dioses a los actores o jugadores, como el caso de Messi y Cristiano Ronaldo. Esa imagen de héroes que los medios construyen tiene una fuerza impresionante, por la capacidad de uno y otro y por la rivalidad entre ellos por ser el mejor. Esa lucha entre Messi-Ronaldo es igual de importante para que se desarrolle este fenómeno. Fenómeno tal que a los aficionados ya se les está olvidando Olimpia y Motagua, ¿o no? Ese sentimiento hacia los equipos internacionales es fuerte, pero creo que la gente sigue identificándose con sus equipos locales. Lo que pasa es que la fuerza que genera el ver jugar a dos equipos de esa magnitud es lo que tiene el atractivo: no es lo mismo mirar un Madrid-Barça que irse luego a ver un Olimpia-Motagua. Los niveles de desarrollo no son los mismos, la brecha es bastante amplia y la gente ha interpretado esto. Después de ver esos partidos, el aficionado dice ‘ahora hay que ir a ver la potra’, lo miran desde esa perspectiva.
¿La atracción por estos equipos españoles, en menoscabo de los hondureños, refleja falta de identidad? Sí, porque yo prefiero quedarme mirando el partido Barça-Madrid que ver el juego Olimpia-Motagua. La gente también lo ve en términos del espectáculo, las personas hacen comparaciones y solo a aquellos que viven inundados por el fútbol ya no les importa “la potra”.
¿Desde cuándo se ha acentuado esto? Yo digo que viene de los últimos 10 años, que es prácticamente el tiempo en que Barcelona se ha mantenido en lo alto; entonces, algo que lo ha facilitado es que uno de los dos equipos ha logrado tener la permanencia de ese nivel futbolístico. Una década atrás no teníamos esta efervescencia, un partido Barça-Real Madrid no era tan atractivo. Pero esto es construido, no es que la gente nace identificada.
¿Este fenómeno es momentáneo o seguirá creciendo? Es fuerte, se mantiene, no se va a debilitar. Lo que yo miro es que la forma en que podría debilitarse es si, de repente, Barça o Madrid desaparecieran… ja, ja, ja o descendieran, es lo único que puede hacer que se debilite. Estos equipos son el gran atractivo para la gente, no hay otro, no lo sustituye otra cosa. Por ejemplo, si hay un partido entre ellos, no hay forma de que a la gente la podamos mover hacia otro ámbito, principalmente a los jóvenes.
¿Qué se puede hacer al respecto? No, no se puede hacer nada. Hemos tenido un desarrollo de ese fenómeno, que ya se posicionó en la realidad, y casi es irreversible. Lo que podríamos hacer para debilitarlo es pedirle a todas las secciones de deportes, de los periódicos, radio o televisión, que ya no nos hablen más de eso, solamente así. Que la gente se desinforme. Siento que ya no hay vuelta atrás.
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