Paraguay, sin ganar está en la final de la Copa América
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La selección de Paraguay se ha clasificado para la final de la Copa América con un registro sin precedentes, el de haber sumado cinco empates en los cinco partidos disputados, además de haber superado dos rondas desde el punto de penalti. Por ello, lleva colgado el cartel de equipo con suerte.
«Culo», dijo Gerardo Martino, el seleccionador argentino de Paraguay, al referirse a la suerte de su equipo ante Brasil. Tras la semifinal contra Venezuela fueron los jugadores los que se pronunciaron en la misma línea.
Paraguay había empatado sus dos de cuartos y semifinal a cero goles y en ambos salió victorioso en los penaltis. Tanto en uno como en otro encuentro, el rival fue superior. Los paraguayos nunca dejaron de admitirlo.
En cualquier caso, el análisis sobre la suerte ha quedado ahí, en la que hubo a favor. No se han producido alusiones al respecto cuando el equipo recibió goles en el último minuto, tal y como le pasó en una ocasión ante Brasil y en dos ante Venezuela.
Hubo, más bien, autocrítica. A Martino pareció que le preocupaban más los errores propios y los motivos de la pérdida de la ventaja conseguida que las justificaciones de lo ocurrido a partir del infortunio.
Por lo que respecta al encuentro de semifinales ante Venezuela, el portero de la selección, Justo Villar, uno de los héroes del equipo en el torneo reconoció la fortuna que tuvieron.
«No podemos llegar a la final y hacer lo mismo que hicimos en estos días» dijo Villar, mientras que su compañero Roque Santa Cruz explicó que a lo que habían hecho, a la suerte y a la presión, debían «agregarle fútbol».
El joven Iván Piris matizó el asunto. «En un torneo corto lo importante es ganar, no jugar bien. Si un equipo llega a una final es porque tiene alguna virtud», dijo.
Juan Ángel Napout, presidente de las Asociación Paraguaya de Fútbol (APF), destacó tras la clasificación para al final la felicidad de seis millones de paraguayos y recordó las veces en las que la tanda final les había castigado, tal y como ocurrió en 1995 y 1999.
También matizó que la estructura de cada competición marca las necesidad del desempeño de los equipos y recordó que cinco empates en las primeras cinco jornadas de las eliminatorias no le iban a servir a Paraguay, pero que en esta competición habían sido suficientes.
Martino, por su parte, descartó que el equipo buscara intencionadamente los empates y señaló que eran éstos los que se le daban al equipo paraguayo.
Paraguay inició el torneo con un empate sin goles contra Ecuador y a continuación igualó a dos con Brasil en un partido que perdía, pasó a ganar y acabó en igualada con un tanto en el minuto 88 de los brasileños.
Tras cobrar una ventaja de 3-1 ante Venezuela, en el último partido de la fase de grupos, los venezolanos empataron a tres al final del encuentro. En cuartos y semifinales, dos empates sin goles y los penaltis han llevado a Paraguay a una final en la que no está desde 1979.
Con la final de este año, el equipo paraguayo trunca una racha de siete ediciones de la Copa América en las que osciló siempre entre la quinta y la décima posición en la tabla final del torneo.
La selección paraguaya ha recibido críticas por los que consideran que su juego es mezquino. La situación tiene otra lectura, la de la dificultad que existe para ganar a un equipo que tiene alternativas y que ha sabido avanzar en el torneo a partir de ser inaccesible.
Paraguay puede avergonzarse de no haber sabido ganar. Paraguay puede presumir de que no dejó que nadie le ganara.