Dolor. Un hincha perdió la vida al caerse desde la tribuna popular hacia atrás, desde 20 metros. El partido no terminó y la goleada, anecdótica.
Era la tarde del golazo de Zelarayán. Del torrente de aplausos de para el Chino cuando dejó la cancha. De la reaparición en escena del Cuqui Márquez con otra actuación para el aplauso. De un Furch que metió quinta en su confirmación como goleador. Del Bala Rigoni, que sigue embalado.
Y hasta del hondureño Bengtson, que saboreó las redes argentinas por primera vez. Era una fiesta, la tercera consecutiva de un Belgrano renacido, como para que la Artime explote.
Pero la cabecera se había quedado muda. El silencio era estremecedor, preludio de malas noticias y típicos en las desgracias. Antes del segundo gol, cuando empezó el delirio en la popular en el segundo tiempo, un hincha cayó al vacío desde lo más alto de la tribuna y quedó tendido enfundado en la camiseta celeste y con el triunfo de su Belgrano querido como último recuerdo.
Para la multitud, el partido había terminado, aunque faltaba rato. Por eos Juan Carlos Olave corrió hacia el medio del terreno tras el tercer gol (celebrado solo con aplausos en la Artime), para pedirle a Pablo Díaz que lo suspendiera. “Le dije que había fallecido una persona y me respondió que quedaban un par de minutos, que transcurrieran con el mayor respeto posible.
El árbitro lo manejó de la mejor manera posible en una situación de mucho dolor, que nos sobrepasó a todos”, expresó el arquero. El propio Olave no entendía lo que ocurría hasta que un alcanza pelotas le avisó y se percató por las señas de la gente. El juego terminó, y en luto en la popular, sólo se escuchó el minuto de silencio y retumbó el aplauso cerrado de los jugadores y del público.
“La noticia nos consternó a todos, hasta a los jugadores de Defensa, porque todos somos seres humanos. Por eso nos vamos tristes, pese a la victoria. El aplauso fue en señal de respeto, por el momento de dolor para todo el pueblo de Belgrano”, completó el arquero Celeste.
Esteban González, otro de los referentes, coincidió en la reflexión. “Sentimos muchas angustia porque nos enteramos a cinco minutos del final. Por respeto, queríamos terminar el partido, ya no había ganas de seguir jugando. Le regalamos un triunfo y lo homenajeamos con el aplauso del final, muchos más no se puede decir”, señaló Teté, conmovido.
Lo mismo que Guillermo Farré, quien en tono compungido, añadió: “No sabíamos lo que había pasado. Estamos muy mal, Belgrano es una familia y estamos dolidos”. En el otro vestuario, Nery Leyes, un ex Talleres, dejó de lado los colores. “No entendíamos que había pasado. Algunos compañeros se enteraron en el vestuario. Es una pena, saludo a la gente de Belgrano”.
La tarde se hizo noche y el festejó se apagó de un soplo, como la vida del hincha de Belgrano. El Kempes lo lloró.