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Opinión

No más retórica, ALTO a la violencia en los estadios

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El bochornoso incidente protagonizado por los simpatizantes de los equipos Marathón y Real España el sábado en el Estadio Yankel Rosenthal de San Pedro Sula, además de cobrar la vida de aficionados, volvió a ser motivo para que la ya deteriorada imágen de Honduras en el exterior aumente más.

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El bochornoso incidente protagonizado por los simpatizantes de los equipos Marathón y Real España el sábado en el Estadio Yankel Rosenthal de San Pedro Sula, además de cobrar la vida de aficionados, volvió a ser motivo para que la ya deteriorada imágen de Honduras en el exterior aumente más.

Lo que vaticinaba ser una fiesta más, terminó enlutando la familia y al fútbol y aumentando a la vez, la reserva en los aficionados para querer asistir a próximos compromisos donde, no al no haber garantías, la vida está en peligro.

Ya es tiempo de dejar tanta política barata y es hora de actuar.

Al igual que el equipo sede tiene los derechos de publicidad, televisión y radio, también lo faculta como dueño del espectáculo a decidir quiénes y no son bienvenidos a su fiesta.

Las mal llamadas barras, han dejado de ser grupos de apoyo para el equipo de su simpatía. Esos grupos- está comprobado- es una mezcla de antisociales que disfrazados bajos los colores de la bandera de un equipo, atropellan, insultan, intimidan y hasta asesinan a quiénes no están a su favor.

¿Pero quiénes son los patrocinadores de estos grupos? Talvez usted no lo sepa, en la mayoría de los casos, son los mismos directivos los que financian transporte, materiales para la adquisición de instrumentos, luces etc, que las barras utilizan. Hechor y consetidor son culpables ante la Ley.

En la antesala de las semifinales del Torneo Clausura, es urgente que la Primera División, la Federación y los mismos equipos adopten una medida si se quiere, radical, la barra del equipo visitante NO DEBE INGRESAR al estadio. Los dueños del esecpectaculo deben adoptar esta medida en aras de hacer regresar a la afición a los estadios, sobre todos al futuro mercado, los niños los cuales, se han ausentado de los escenarios por lo antes expuesto. Un padre inteligente primero vela por la seguridad  e integridad de sus hijos antes que exponerlos al peligro latente en un estadio de Honduras.

No más retórica en los pasillos del Legislativo, los equipos tienen la solución, cuando juegan de local, ellos deciden quién ingresa y quien no a sus encuentros.

 

 

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