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Claros, nuevo volante de Alajuelense está vivo de milagro

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El 15 de junio del 2011, el hondureño Jorge Claros volvió a nacer.

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El 15 de junio del 2011, el hondureño Jorge Claros volvió a nacer. Ese día fue víctima de un intento de asalto en el que dos delincuentes le dispararon ocho veces para robarle su vehículo.

Claros, el nuevo fichaje de Liga Deportiva Alajuelense, recalca que está vivo de milagro cada vez que relata su impactante historia de sobrevivencia. Él es uno de los tantos futbolistas catrachos que han sido blanco de la delincuencia generalizada que sacude a diario a su país natal.

Justo el mes pasado, su compañero de selección Arnold Peralta fue acribillado por fuera de un centro comercial.

El volante conversó anoche con La Nación y narró una cruda experiencia que, para su fortuna, no finalizó de la misma manera que la de Peralta.

“Cada vez que me veo al espejo, digo en mis adentros: ‘Estoy vivo’, y le doy gracias a Dios porque puedo caminar y jugar fútbol. Definitivamente, Dios es grande”, cuenta conmovido.

Después, hace una pausa y relata lo vivido casi cinco años atrás en el barrio Río de Piedras, en San Pedro Sula, departamento al norte de Honduras.

“Iba en mi carro con mi esposa, de pronto, dos sujetos se pusieron al frente. De los nervios, intenté arrancar rápido. Eellos (los delincuentes) me dispararon ocho veces, pero solo dos me impactaron. Uno me dio en la clavícula y el otro en la cabeza. Las demás balas quedaron dentro de mi carro. Estaba cerca de un hospital y yo mismo manejé hasta ahí; de camino, todo el sector izquierdo del cuerpo se me iba durmiendo: el brazo, la pierna , el pecho, la cara… pero los médicos me atendieron rápido y vea, hoy estoy contando lo que me pasó”.

Claros afirma que uno de los doctores quedó sorprendido de cómo el balazo que dio en su cabeza no le generó ningún daño.

“El doctor me dijo que un pedazo de plomo se incrustó en la primera capa del cráneo y que tuve mucha suerte porque nadie sobrevive a eso (…). Recuerdo que cuando estaba en la cama pensaba que quedaría postrado y que nunca más volvería a jugar fútbol. Me propuse recuperarme y en dos semanas volví a los entrenamientos”.

El jugador dice que al momento del asalto, su esposa tenía tres semanas de embarazo pero ambos lo desconocían; de ahí que aquella noche fueron tres las vidas las que se salvaron.

Poco después, él hizo maletas y migró a Europa para jugar en un club de Escocia y huir de la ola de violencia que golpea aquella nación centroamericana.

Aunque ya pasó el tiempo, la herida sigue abierta, la escena de aquel frustrado asalto permanece vigente en su cabeza.

Hace dos semanas cuando le hablaron de la opción de jugar en Costa Rica, Claros maduró la idea y aceptó la oferta con un doble propósito: convertirse en figura de la Liga y evadir cualquier atentado contra su vida, la de su esposa y la de su hijo, que ya tiene cuatro años.

“Hablé con el Chino Discua (Carlos) y con Jerry Palacios. Ellos dicen que en Costa Rica se vive tranquilo. Eso me ilusiona. En mi país la violencia es generalizada y no porque uno sea figura pública es que lo atacan. Aquí (Honduras) se ha perdido el respeto por la vida”.

Con 30 años, Claros llegará hoy al país para iniciar una nueva etapa de la que tiene altas expectativas. Su meta es enfocarse en lo futbolístico y borrar el temor que lo acompaña desde aquel milagroso 15 de junio del 2011. (Tomado de La Nación)

  • En un asalto, al volante le dispararon ocho balazos, uno de ellos dio en su cabeza
  • Aún está traumado y viene a Costa Rica a encontrar la paz que le falta en Honduras

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